El 7 de junio se acerca peligrosamente. Para algunos es la fecha en que el sistema político recibirá nuestra merecida indiferencia, para otros es de nuevo la oportunidad de ejercer un derecho que no podemos darnos el lujo de perder. No Votar o Votar, cada ciudadano tiene una postura, o debiera tenerla. Frente a la gesta electoral y todos sus vicios, NoFM mantiene una postura crítica y asume su responsabilidad como medio de comunicación para mostrar parte del sentir de la sociedad que se cuestiona el funcionamiento de nuestro sistema partidista. Por ello, del 20 de abril al 5 de junio, publicaremos una columna diaria con la postura de distintos ciudadanos. No Votar O Votar, lo invitamos a participar en este debate.

 Estrategia del olvido

Por Pavel Navarro
En las últimas fechas, frente a la corrupción reinante en muchos de los actores gubernamentales, la ruptura de los partidos con la sociedad en defensa de sus particulares intereses y la violencia que aún azota el país en buena parte de sus rincones, es común escuchar la frase que clasifica a México como un “Estado fallido”. Desde mi punto de vista esta es una apreciación errónea, pero que ha encontrado eco en una repetición cómoda y fácil, para supuestamente describir nuestra situación actual. Esto lo menciono porque desde mi consideración el Estado mexicano no es un “Estado fallido”, por el contrario es un Estado que tiene perfilado con claridad y coherencia un proyecto definido y que con el tiempo ha afinado sus mecanismos, ya sea de coerción o represión contra las voces disidentes y de ocultamiento de sus cadáveres debajo de la alfombra (o en una fosa).
En los últimos treinta años este Estado ha delineado claras directrices económicas, políticas y sociales, que han ido desmantelando poco a poco, pero sistemáticamente, las conquistas sociales ganadas a lo largo del siglo XX. Las reformas aplicadas en los años recientes van encaminadas a la privatización y venta de los recursos, expoliación de derechos y multiplicación de las ganancias entre un grupo privilegiado. Las denominadas torpezas o fallas en la persecución de los delincuentes, la falta de justicia en las recientes matanzas de San Fernando, Tatlaya y Apatzingan y la desaparición forzada de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, por mencionar la más lacerantes, no son pifias o gazapos , sino la repetición en la aplicación de un patrón que tiende a la criminalización de las víctimas, la exculpación de las fuerzas y funcionarios públicos involucrados en los acontecimientos y que tiende a dejar que el paso del tiempo contribuya al pronto olvido. Por tanto, el mexicano no es un “Estado fallido”, es un Estado, corrupto, imbricado y aliado con la delincuencia, el narcotráfico y grupos de poder que obtienen a su costa grandes beneficios. Este Estado, se da un baño de legitimidad con ese vacío ceremonial de cada tres años en que se ha convertido la jornada electoral. El proceso de representación se ha pervertido a niveles y proporciones de escándalo; venta de candidaturas al mejor postor, compra de votos, impunidad ante la violación de las propias regulaciones aprobadas por los partidos.
Así como resulta criticable que movimientos sociales y organizaciones sociales sacrifiquen buena parte de sus valores y principios en función de las dinámicas que exigen la contienda electoral, en mi opinión la sociedad tampoco puede colocar sus principales expectativas de cambio en el sistema electoral. A manera de consideración final, bajo las actuales circunstancias que privan en este país herido y desangrado, el votar en esta elección del próximo 7 de junio, solamente contribuye a abonar la estrategia del olvido.
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Pavel Navarro Valdez. Historiador. Profesor-investigador del Museo Nacional de las Intervenciones, Ex convento de Churubusco del INAH. Entre algunos sus trabajos publicados están: Los congresos federalistas de Durango 1824-1836, El cardenismo en Durango. Historia y política regional, 1934-1940  y “Todos a la Izquierda. La elección presidencial de 1934” .

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