El 7 de junio se acerca peligrosamente. Para algunos es la fecha en que el sistema político recibirá nuestra merecida indiferencia, para otros es de nuevo la oportunidad de ejercer un derecho que no podemos darnos el lujo de perder. No Votar o Votar, cada ciudadano tiene una postura, o debiera tenerla. Frente a la gesta electoral y todos sus vicios, NoFM mantiene una postura crítica y asume su responsabilidad como medio de comunicación para mostrar parte del sentir de la sociedad que se cuestiona el funcionamiento de nuestro sistema partidista. Por ello, del 20 de abril al 5 de junio, publicaremos una columna diaria con la postura de distintos ciudadanos. No Votar O Votar, lo invitamos a participar en este debate.

México y la simulación democrática

Por Sebastián Peregrina

@sebasperegrina

“…Esta insistencia en elecciones libres no tiende hacia una ampliación, sino que pretende la limitación de las libertades políticas. En esta democracia, la entrega del voto cada cuatro años es la única forma legítima de actuación política. Y su único sentido es el de aprobar por aclamación lo existente, cualquiera que sea su contenido. Al pueblo se le ha de dar ocasión de proclamar en períodos regulares la opresión de la que es objeto. Todo lo demás no debe importar al elector.”
Hans Magnus Enzensberger, El interrogatorio de La Habana y otros ensayos

Hace casi tres años fue la primera vez que voté por un presidente. Las turbias campañas electorales, además de los nexos estructurales de la oligarquía y el delfín, demasiado obvios para esconderse, no habían logrado desanimarme para ir a votar.
Si no ese mismo día, poco a poco todo se hizo claro. El escandaloso rebase de los topes de campaña, el caso Monex, el caso Soriana, los sms del Partido Verde durante la veda electoral, las decenas de documentos audiovisuales en torno a la compra de votos, los testimonios de primera mano sobre los fraudes en Ecatepec… ¿Cómo habría de creer en el valor de un voto, de mi voto?
Finalmente, si revisamos la historia contemporánea, esa del “México democrático”, sólo encontraremos una larga perorata acerca del comienzo de una nueva era, en la que el ciudadano posee los medios e instituciones, todas firmes y maduras, que le permiten tomar la mejor decisión para todos. ¿De verdad? ¿México se puede jactar de tener una democracia sana cuando más de la mitad de la población vive en la pobreza, y un tercio en la pobreza extrema? ¿La oligarquía ha aplicado políticas destinadas a la repartición de las riquezas? ¿Durante los 12 años del PAN en Los Pinos se redujo la corrupción? ¿Acaso se enjuició a la clase política y empresarial que atenta contra la población?
No. Nada de eso. Es más, como país independiente, estoy convencido de que México nunca ha conocido la democracia. Ir a poner un papel tachado a una urna pinchurrienta está lejos de representar una democracia, la cual, por cierto, es una de las condiciones elementales de nuestros queridos amigos del FMI y el BM.
La etapa post-1988 sólo ha sido la justificación para la apertura económica, para sellar el camino a la globalización neoliberal occidental y de paso sirvió para convencer a algunos incautos de que su participación en la jornada electoral podría hacer la diferencia en un sistema arreglado por unos cuantos.
Para mí, votar en México no sirve absolutamente de nada. Ni siquiera tengo IFE, o INE, o lo que sea, ¿Cómo para qué? Si necesito una identificación, mejor uso mi pasaporte.
Y digo que no sirve porque ya todo está armado. Es otra simulación, una de las tantas que vivimos todos los días en este país. Y no voto porque no confío ni en las autoridades electorales ni en las de ningún nivel de gobierno, no confío en los partidos, no confío en los candidatos.
Tal como dice Enzensberger, para mí el voto es la legitimación del actuar político. Y dadas las circunstancias actuales, me parece más escandaloso e irresponsable caer en la simulación democrática mexicana que negarme el derecho a votar.
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Sebastián Peregrina (Coapa, 1989) Pesimista por excelencia, estudió Historia sólo para afirmar su desesperanza. Espera alcanzar el poder suficiente para declarar prohibida la mayonesa a nivel mundial. En cambio, ama la mostaza.

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