El 11 de noviembre de 1989, la guerrilla salvadoreña del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) bajó de las montañas adonde se apostaba desde 1981 para invadir San Salvador, la capital, y lanzar la “Ofensiva hasta el tope. Fede Elizabeth vive”, dedicada a la líder sindical Fede Velásquez, asesinada por grupos paramilitares de la derecha en octubre del mismo año.
Desde 1980, el FMLN y el gobierno de El Salvador se enfrentaban en una guerra civil que había recibido apoyo de Nicaragua, en el caso guerrillero, y Estados Unidos, en el caso estatal. Washington calificó a la guerra de “baja intensidad” debido a que decidió no intervenir militarme y su estrategia de intervención consistió en la formación cuadros militares y carrera armamentística. Durante estos nueve años, el ejército realizó masacres y desapariciones forzosas de civiles, sobre todo niños; la guerrilla atentó contra arquitectura de poder y sitios estratégicos como el Puente de Oro, que unía la zona oriental con el centro del país.
Durante estos años, el bloqueo a la información sobre el conflicto derivó en la creación de dos estaciones clandestinas de radio a través de las cuales el FMLN afianzó su perfil: radio Farabundo Martí y Radio Venceremos. La prensa mantuvo un discurso de satanización del otro; muchas de las masacres ejecutadas por la Fuerza Armada fueron adjudicadas al FMLN en los medios de comunicación salvadoreños, como apuntó la Comisión de la Verdad 1992-1994.

La ofensiva del 11 de noviembre evidenciaba un cambio de estrategia en el avance de la guerrilla: se penetraba la ciudad, con la intención de fortificar zonas populares, en espera de una insurrección popular. La guerrilla invadió la capital, San Salvador, y suburbios populosos como Soyapango y Apopa; también se desarrollaron ofensivas paralelas en Santa Ana y San Miguel, departamentos de importancia económica y cultural. Hubo corte de luz y agua y escases de alimentos y servicios médicos.

Fotos de Francisco Campos
La ofensiva duró un mes. Los días más álgidos fueron entre el 11 y el 17 de noviembre. El 11 se invadieron zonas residenciales y el 12 entró el ejército en ellas, a través de bombardeos aéreos. La madrugada del 16 de noviembre, el Batallón Atlacatl, de la Fuerza Armada Salvadoreña, asesinó a seis jesuitas españoles de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, y a dos mujeres que colaboraban en la casa de la compañía de Jesús. Entre el 17 y el 18, la población desalojó las zonas tomadas por la guerrilla, y comenzó la intervención del ejército.
Civiles, combatientes y militares murieron durante la ofensiva y sus cuerpos no fueron encontrados; la Fuerza Armada quemó los cadáveres, en una medida higiénica que abonaba además a la impunidad y la supresión de la historia. El enfrentamiento se extendió tres semanas más y destruyó las zonas residenciales. Finalmente, en diciembre, cesó el enfrentamiento.
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La Ofensiva Hasta el tope tenía como finalidad el triunfo revolucionario apoyado por el pueblo. En la ciudad, la población no se unió a la guerrilla ni al ejército y el plan fracasó. Sin embargo, fortaleció la fuerza de la guerrilla frente a las negociaciones de paz con el entonces presidente Alfredo Cristiani, del partido de derecha Alianza Republicana Nacionalista (ARENA). El diálogo concluyó con la firma de los acuerdos de paz en México, en 1992.

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