“A Loose-Fish is fair game for anybody who can soonest catch it.” Moby Dick
Si la música se parece al mar, y lo habitamos todos, hay especies raras, que se ven poco y extraña vez son capturadas. Aquí surcamos las olas para hacerlos más evidentes.
The Mentors
Por Albert Weber
@AlberthusWeber
Una de las bandas más alocadas en salir de esa extravagante escena de Los Angeles fue el legendario trío The Mentors. Lo que muchos no saben es que en realidad tuvieron sus inicios en los primigenios años de 1976, cuando los integrantes se conocieron en la secundaria Roosevelt en Seattle, posterior cuna del grunge. Hartos de una pseudo-escena que jamás los entendería, Eldon Hoke (El Duce), Eric Carlson (Sickie Wifebeater) y Steve Broy (Dr. Heathen Scum) decidieron mudar su podrido talento a Los Angeles en 1979, introduciéndose fácilmente en la escena punk de la ciudad y violentando los parámentros de la incipiente estética glam. Combinando los estilos del thrash y el punk, con un sucio toque de garage traído desde su Seattle natal, los Mentors agarraron la escena con los pantalones abajo y le declararon la guerra a todas las formas tradicionales de rock. Cuando las bandas de Hair Metal estaban maquillándose y posando en spandex, en algún concierto clandestino tres tipos con máscara de verdugo y barriga de chela y con muy poca educación salieron a destrozar todo y cantar sobre sus erecciones repentinas.

Siguiendo la filosofía estética de actos precedentes de Shock Rock como GG Allin & The Murder Junkies o The Dwarves, la intención de los Mentors siempre fue trastornar la conciencia moral de las clases acomodadas y los valores bien establecidos de la supuesta democracia estadounidense. Haciendo valer hasta el más alejado extremo la libertad de expresión, los Mentors demostraron lo inherentemente incómodo en polarizar la expresión libre. Como todo buen Shock Rock, raya en lo torcido y el mal gusto, lo esencialmente incorrecto y lo ideológicamente desviado, pero su forma de arte transgrede hasta tal punto la buena conciencia que se vuelve un reclamo directo a la hipocresía subyacente en cada buen samaritano, el buen ejemplo humano ya no existe más, y la sobre-educación es sólo una fachada para no aceptar que muy en el fondo los instintos más vulgares y animalescos nos acechan como las bestias que somos. Claro, siempre con un toque de humor negro, a veces demasiado negro.
Lo que hay que entender de los Mentors es que su música y su imagen no fue construida para tomarse demasiado en serio, pero siguiendo la línea atemporal y fuera de toda generación de actos transgresores anteriores, se encargaron de llevar la libertad de expresión a su extremo más negativo, al punto del no retorno y a mostrar su peor cara.
Para 1984 la reputación de decadencia de los Mentors había sonado tanto que fueron firmados por la disquera Metal Blade, que ya había firmado a grandes actos como Cannibal Corpse, Cryptic Slaughter y Atheist. Su imagen siempre oculta tras las máscaras de verdugo y esas tremendas panzas de traileros racistas, así como sus líricas nada sofisticadas y exageradamente sexistas, los separaban en realidad del tecnicismo musical y el compromiso estético de las bandas ya firmadas. Pero hacían reír a la gente, y para una sociedad de consumo específica sus discos se convirtieron en clásicos verdaderos de la música extrema underground durante la década de los ochenta.
El Up the Dose de 1986 elevó al mal gusto mismo a otro nivel. Sus presentaciones en vivo emanaban la decadencia propia de la cultura White Trash, simulando actos sexuales gráficos en el escenario, dominación y tortura sexual, y un sin fin de líricas con mensaje de misoginia, homofobia y una profunda obsesión por la degradación. Lo indigerible de estas presentaciones resultó histórico al presentar al Rape Rock como una nueva forma de arte transgresor, aún más vacía y cruda que el ya de por sí nihilista Shock Rock de artistas precedentes como GG Allin o The Dwarves. Este extremo de expresión sin límites, ni consentimiento, ni piedad, ni cultura, inspiró a artistas de transgresión posteriores, como el malhablado Tesco Vee de The Meatmen o Seth Puthnam de la legendaria banda de grindcore Anal Cunt.
https://www.youtube.com/watch?v=Jd9JC36pLgw
A mitad de los ochenta se vivió un arduo debate legislativo respecto a la libertad de expresión y la censura dentro de la industria discográfica en Estados Unidos. El PMRC (Parents Music Resource Center), liderado por las “Esposas de Washington” (llamadas así por las notorias conexiones de sus esposos con la Casa Blanca), preocupado por mantener intactas las sensibilidades conservadoras de la clase media blanca, lanzó una guerra sucia de desprestigio e intolerancia contra la expresión artística. Curiosamente la música de Los Mentors, que estaba fuera de cualquier posibilidad de consumo ordinario, pues sus discos se conseguían más que nada bajo pedido o con distribuidores estrictamente especializados, fue utilizada en algunas sesiones oficiales de escucha como el peor ejemplo posible, el más macuarro existente, de lo que la juventud norteamericana no debería escuchar. El respetado músico de folk John Denver, el travestido cantante de Twisted Sister, Dee Snider, y el mismísimo Frank Zappa, el último gran maestro, ofrecieron su testimonio público frente a las sesiones del congreso defendiendo los derechos artísticos y de expresión de los Mentors y un sinnúmero de artistas más, convencionales o no, involucrados en esta ridícula campaña de conservadurismo paranoico de señoras. El proyecto original del PMRC no se llevó a cabo, pero sí se implementó la particular etiqueta de “Parental Advisory” que tienen todos tus CDs de los noventa.
En la década siguiente los Mentors estuvieron menos activos en cuanto a grabaciones de estudio y conciertos, pero se mantuvieron presentes dentro de la escena con algunos casos sonados. Por ejemplo, después de la muerte de Kurt Cobain en 1994, El Duce afirmó a distintas fuentes que Courtney Love le ofreció 50 000 dólares por volarle la cabeza a su esposo, y fue entrevistado en 1997 por Nick Broomfield para el documental Kurt & Courtney, el cual insiste en la veracidad de dicha conspiración. Dos días después de la entrevista, murió ebrio atropellado por un tren, aunque dentro de su mito se dice que las circunstancias no son nada convincentes para catalogarlo como un accidente, y que probablemente fue también asesinado. Fans aferrados dicen que todavía sigue vivo, y se le puede encontrar merodeando por las peores calles de su antiguo barrio, pidiendo dinero para comprar alguna pachita de aguardiente o un jalón casual de cocaína.

Tal vez el contenido de misoginia de sus canciones fue demasiado, y es mejor que el machismo apabullante el cual reproducían nunca sea considerado una postura seria, pero lo cierto es que The Mentors se convirtió en una leyenda porque hacían reír a su público, y supieron burlarse del concepto de opinión abierta, trazando demostrativamente los límites aceptables, shockeando por completo a los medios oficiales y manoseando las sensibilidades de un establishment cultural hipócrita, que reproduce la misma basura de género a través de medidas ya consensuadas, utilizando los canales oficiales. El machismo, desde su apreciación histórica, siempre ha sido una medida institucional, y la música de los Mentors hiperbolizó esta cuestión de la peor manera pensable para convertirse en un ícono contracultural y una ofensiva sátira de todo lo que está mal. Un perfecto ejemplo de este particular toque de comedia puede verse en la visita de la banda al programa de Wally George, y al conocidísimo talk-show de Jerry Springer, ambos de claro corte conservador, donde El Duce acusa de comunista a quién no esté de acuerdo con su postura pro-violación y de fascista a quien quiera censurar su música de mierda. Como el Duce mismo expresaba, The Mentors y sus fans sólo quieren Rape Rock (y mucho, mucho mame)!
Consulta:
http://www.metal-archives.com/bands/The_Mentors/15788
http://www.metalunderground.com/news/details.cfm?newsid=112139
http://www.metalunderground.com/news/details.cfm?newsid=71804
http://www.churchofelduce.com/