“A Loose-Fish is fair game for anybody who can soonest catch it.” Moby Dick

Si la música se parece al mar, y lo habitamos todos, hay especies raras, que se ven poco y extraña vez son capturadas. Aquí surcamos las olas para hacerlos más evidentes.

The Residents

Por Alejandro Guerrero
@elAleGuarrero
Llega un momento de la vida en el que comienzas a sumergirte en las profundidades del inconsciente, ese oscuro lugar en el que guardamos aquellos recuerdos y experiencias que no podríamos manejar, si los tuviéramos presentes en nuestro cotidiano. El viaje es una travesía hacia adentro que busca develar los secretos mejor guardados de la psique. No es un trayecto fácil pues el camino es sinuoso y agreste en algunas partes, mientras que en otras, ni siquiera existe.
Tras una breve sesión de hipnosis y, desdoblándome hacia mi interior, he podido acceder a un cajón olvidado dentro de la geografía de mi mente. Un lugar oscuro en donde mis traumas esenciales se hallan. Una pequeña caja musical donde resuenan los estridentes y lúgubres sonidos de sus demonios RESIDENTES.
Detestamos a los hippies y su aburrida marihuana, la mera goma está en el LSD
Corría el año de 1972 en la costa oeste de los EE.UU. cuna del movimiento contracultural más influyente de los últimos años. La vanguardia juvenil outsider de la época, estaba harta y desencantada del futuro plástico que prometía el establishment y su American Way of Life. Nadie quería un refrigerador nuevo, ni formar una familia, ni tener un trabajo estable que enriqueciera las arcas del gobierno para patrocinar, una vez más, la siguiente guerra colonial que la superpotencia norteamericana decidiera emprender en el tercer mundo. Los hippies fumaban marihuana y corrían desnudos en los diversos Be-In que se organizaban en San Francisco y el área de la bahía. Fiestas comunales donde se regalaba tanto comida como LSD por igual.
Mientras esta revolución acontecía, un cuarteto de jóvenes miraba con desdén a toda esa gentuza mugrosa de la clase media, que vivía con el torso desnudo tirada al sol, fumando flores y predicando el dharma… no confiaban en ellos y hasta asco les provocaban. Ajenos al boom contracultural mainstream, el cuarteto decide emprender su propio camino, su manera personal de manifestar el hartazgo por la sociedad hipócrita y comodina, que los conduciría a desarrollar habilidades en diversas artes emergentes: el cine, la música experimental, el naciente arte multimedia, el profundo y apasionante mundo del ruido, el performance y la danza.
Theresidents
Es así que en 1972, los cuatro amigos crean su propio sello discográfico (Ralph) donde ve la luz su primer sencillo “Santa Dog“, el cual es enviado a un importante productor de la Warner Brothers especializado en música de vanguardia, sin embargo, éste no queda muy impresionado por el material presentado, así que decide enviar una carta de rechazo a los fritos que olvidaron incluir un remitente en el paquete, por lo que el buen hombre de la Warner lo dirige a “los residentes”. Fue tal la gracia e hilaridad que provocó la respuesta del productor, que la banda decidió adoptar el nombre para su proyecto, el cual, hasta ese momento no contaba con ninguno.
Así nacían The Residents, una de las bandas que han sabido perdurar en el tiempo y pasar a la historia no sólo por la música poco convencional que hacen, sino también por el enigma que gira en torno a sus identidades. Nadie tiene certeza sobre quienes están atrás de este proyecto que lleva más de 40 años en actividad y que también ha atravesado por diversas etapas, desapareciendo y re apareciendo en los escenarios, consolidando una fuerte público de todas las edades así como consagrándose como referencias obligadas dentro de la escena underground y avant-garde.
Ciertamente, The Residents no es una banda fácil de escuchar, su peculiar sonido va cambiando álbum con álbum aunque siempre prevalece una onda oscura, estridente y burlona, con letras extrañas, surrealistas, retorcidas y metafóricas. Su música se basa en dos ideas: la deconstrucción de la música popular occidental y la creación de complejas piezas conceptuales en torno a una historia, teoría o temática; es por eso que cada álbum es diferente y por lo cual sería de ultra hueva reseñarlos uno a uno (son más de 100 entre compilaciones, sencillos, EP’s, y conciertos en vivo) o hablar de sus diversos espectáculos performáticos multimedia. Sin embargo, ahí les van mis tres recomendaciones para empezar a adentrarse por su tenebroso legado.
Meet the Residents
La primera producción de la banda muestra una portada que parodia ácidamente aquel primer álbum de los Beatles (Meet the Beatles), de hecho la capa es la misma sólo que retocada de manera diabólica y burlona. El contenido presenta sonidos crípticos repletos de arreglos extraños, pianos desafinados, golpes de guitarra, voces distorsionadas, gemidos nasales, letras inverosímiles y pasajes de melancolía y desolación. No tan recomendable para empezar pero sí uno de los imprescindibles si es que te gustó alguna otra de las recomendaciones que enseguida enunciaré. Como dato DADO, este disco vendió la estratosférica cantidad de 10 copias en su primer año en el mercado y, se dice que dos de ellas las compró Paul McCartney al ver la portada: una para sí mismo y la otra para John su valedor Lennon.

The Commercial Album
A mi parecer, la mejor manera de comenzar a conocer a la banda. Este disco es una joya que compila 40 canciones a lo largo de más de una hora. Aquí la premisa es burlarse de las estructuras de la música pop más comercial y culera de la época, por lo que su tradicional base de estrofa-estribillo-estrofa-estribillo-estrofa-estribillo se ve reflejada en cada uno de los temas que no pasan del minuto de duración y que, según la banda debían ser repetidas por el oyente tres veces para así formar una canción convencional. Sin duda uno de mis discos favoritos de la vida.
https://www.youtube.com/watch?v=MdSlFl5H76A
Eskimo
La primera vez que escuché este disco, quedé cautivado por lo que parece un material etnomusicólogo de altísima calidad. Eskimo relata un supuesto viaje que hiciera la banda a las gélidas tierras del Ártico, particularmente a las regiones habitadas por los Inuit (o esquimales como despectivamente se les conoce en Occidente) en donde se mezclarían con las comunidades para aprender sobre su cosmogonía, tradiciones, música, costumbres, culinaria y rituales. El resultado te crispará la piel mientras te conduce por paisajes sonoros donde las ventiscas y tormentas de hielo son el común denominador; de la misma manera, amenazantes sonidos de bestias oriundas de dichas latitudes, así como demoniacas vocecillas que invocan a demonios y espíritus de estas tradiciones animistas. Rituales de iniciación, cacerías de morsas, la histeria que produce vivir en el ártico, la furia de sus chamanes y los espíritus que se roban niños para organizar un festival a la muerte, son las principales temáticas que se tocan. Sin embargo, la verdad es que fue grabado en un estudio y la banda nunca salió de ahí pero, consiguen convincentemente evocar la sensación de estar perdido en estas desoladas regiones.

Deseo que esta tercia de sugerencias sean de su agrado y se les meta el gusanillo (con todo el albur) por conocer más sobre la obra de este misterioso cuarteto… y bueno nomás para acabar, he de decirles que tuve la chance de ir a un concierto de estos fritos cuando vinieron al Chilango hace unos cuantos años (cuando se presentaron en el Lunario) y la neta estuvo culero su show, en fin, como dicen porái: “de colores y sabores no escribieron los autores” así que cada quien se forme su criterio y ensalze su gusto, pero eso sí, con fundamentos para que no les anden contando cuentos chinos. Dense denso esta poco convencional propuesta que, con la ayuda de algunas sustancias, seguramente los llevará por los más oscuros pasajes de su mente, esos que se manifiestan en situaciones cotidianas y que muchas veces no sabemos ni qué pedo.

En vivo