Por Aldo Rosales
@AldoRosalesV
El quinto álbum de estudio de The Smashing Pumpkins es, a mi gusto, el más completo de todos. Alejado del estilo grunge de Gish, y con letras mucho más poéticas que las mostradas en sus anteriores discos —aunque he escuchado que se le considera la continuación de Adore, su álbum previo— la propuesta lírica de Billy Corgan en este disco gira alrededor del amor y de la vida, construcciones también circulares, infinitas, y las distintas manifestaciones de éstos, lo que da como resultado un disco concéntrico, inacabable.

1.-The everlasting gaze
¿Existe, de verdad, una mirada eterna, inagotable, que nos vigile? Y de ser así, ¿de dónde viene dicha mirada? ¿Pertenece a alguien o es sólo un ojo invisible que yace dentro de nosotros? Billy Corgan redacta (canta) esta pieza en segunda persona, se refiere a un tú, le canta a un tú que es, en realidad, el yo. Sabes que no estoy muerto, ahora sabes dónde he estado mientras duermes, desgarrado, oprimido, nacido del amor. […] Y debajo, las criaturas gritan. La esperanza, el amor, la tristeza, la muerte, la duda son esas criaturas: todo yace dentro de nosotros, en una superficie inferior a la que notamos (¿el subconsciente, el recuerdo?), nos observan, esperan el momento de salir a superficie. ¿Somos, entonces, una especie de caja de Pandora de la que emergen todos los males y, al final, yace la esperanza muy en el fondo? El amor, en todas sus formas, duerme en nosotros, surge y vuelve siempre.

2.- Raindrops + sunshowers
La lluvia cae sobre todos. La misma vieja lluvia. Y yo sólo trato de caminar contigo, entre las gotas. El amor es el tema principal del disco. Primero el amor propio (acaso el amor no a nosotros mismos, sino el amor que yace dentro de nosotros, una fuerza que no podemos detener) y ahora el amor que desea verterse, ser compartido, con alguien más. Alejo mi eco para obtener tu amor sin oscuros reflejos del mío. La adaptación del yo (¿acaso la supresión parcial?) del yo para obtener a alguien más, para recibir a alguien más.
3.- Stand inside your love
Tú y yo, destinados a ser. Inmutables, insufrible […] Y por última vez, tú eres todo lo que pedí y esperé. El amor aquí, parece ser ya una fuerza que obnubila, que ciega, que hace olvidarse casi por completo del yo y se preocupa sólo de quien está del otro lado del filo de este sentimiento, de esta fuerza que, de cierta manera, es una matemática inversa: un individuo y otro, uno más uno, da como resultado uno, no dos. No entiendas, no me sientas: ahora yo respiraré por los dos.

4.-I of the mourning
Espío a través de las cortinas y sólo veo las calles vacías. Nadie hay allá afuera, nadie que escuche si me importan los problemas que hay en el aire. Una ruptura con la tónica de la canción anterior, donde se hace palpable la etapa del enamoramiento. Quizás aquí no hubo una ruptura de la relación, pero comienza a flaquear la etapa del enamoramiento: el que se enamora, el que se suprime para dar paso a otro, de repente se halla sin él mismo (porque ya no es el que se tiene, el que se sabe sostener en soledad) y sin el otro, que no le pertenece, como pensó, sino que está y no está. Luto a solas, luto por el que se fue (que era él) y ahora no es si el otro no lo permite, no lo complementa.
5.-The sacred and profane
Ahora eres una parte de mí, repite Corgan, casi como si de un mantra se tratara, durante casi toda la canción. Y se pregunta, además, si el amor alguna vez será suficiente. El amor, la fuerza que yacía dentro de él, ahora se torna en una especie de adicción.

6.-Try, try, try
Parece haber una comunicación directa entre el track número uno y éste, que se aleja un poco del amor en pareja y retoma una de estas “criaturas” mencionadas en The everlasting gaze . Un amor (¿o un odio?) tan profundo hacia la vida que nos hace cuestionarnos para qué estamos vivos, si es que hay un propósito. ¿Cuál es nuestra misión, acaso lo sabemos pero nunca escuchamos? Es, además, una canción que logra imágenes sumamente bellas, fuertes, que siempre apuntan a la nostalgia. Por mucho tiempo me han oprimido, pero escuché que eso ya casi termina. En Detroit, en un tren a Memphis; como dijiste, está allá abajo, en el calor y la lluvia del verano, en la tela de tus recuerdos; allá abajo, en el dormirse en las carreras de aviones: trata de aferrarte a este corazón, un poco más. Trata de aferrarte a este amor. Trata de aguantar, hazlo por este corazón —un poquito más frío—. Guarda en un cuaderno tus poemas garabateados, secretos, escritos alrededor de las flores marchitas; mira, aquí seguimos, intercambiando recuerdos de lugares. Trata de aguantar. La duda, la nostalgia, el recuerdo, la esperanza, se intercalan a lo largo de esta canción. Al final, con una sola frase, Corgan resume una de las opciones más socorridas a la hora de resolver esta duda. Skinned knees (rodillas despellejadas) dice. Todo el tiempo de rodillas, frente a la religión (como forma de responder, o de anular, la pregunta inicial —acaso primigenia— de si tenemos una misión o no) todo el tiempo de rodillas ante la vida, ante el destino, ante la adversidad. Y otra vez, la esperanza, inefable, ambigua: nos mantiene vivos, nos mantiene avanzando, pero no sé si eso sea benéfico.
El video de la canción, además, es sumamente fuerte, bello, enternecedor; fue censurado cuando salió.

7.-Heavy metal machine
Un descanso en la tónica del disco. Déjenme morir, por el rock and roll. Déjenme morir para salvar mi alma. Dejen al mundo olvidar el pasado. Dejen que las chicas, por fin, besen a los chicos.
8.-This time
El amor (o la falta de) vuelve. Esta vez necesito que me digan si en verdad todo acabó. Me estrello, me estrello de nuevo, amigos. Una canción que mucho suena a saudade. Un día nos diremos hola, y desearemos jamás haberle dicho adiós a este romance. Nos beberemos cada diálogo, y cada palabra, hasta que no haya más. Y al final, un retorno al amor, no contenido, no vertido en alguien, sólo el amor inconmensurable: sólo el amor vencerá, remata Corgan.

9.-The imploding voice
Parece haber una vuelta al yo, al interior. En cada lugar en donde estés, ya has estado. No sabes qué hacer, pero aun así quieres arrastrarte en los cristales rotos. Tu amor debe ser verdadero, tu amor debes ser tú. Un reencuentro con el yo interior: el amor. Aún si has llegado muy lejos, lo único que tienes que hacer es seguirte a ti mismo. La idea de que todo está contenido en nosotros, la duda y la respuesta, la herida y la cura, permanece. La voz que implota.
10.-Glass and the ghost children
Al centro de la tierra, o donde sea que Dios decida, afiebrados escuchamos la llamada, como si nuestro ADN se comunicara. Ahora no el amor, sino la vida, como un círculo, un ciclo, un destino inapelable; y, con la vida, su otra cara, la muerte. Muy en concordancia con la imagen del Uróboros presente en el booklet del CD. Todo es un ciclo.

11.-Wound
El humano como reflejo de otros, como parte de un todo. O quizás el hombre como reflejo de Dios, o Dios inventado por los hombres. Ahí estás, como siempre has sido. Eres parte de mí, el eterno. Es una referencia, además, a la naturaleza (auto)destructiva del humano y que todo parece ser un ciclo. Anoche volteé y creí haberme visto volteando dentro del sueño más extraño, un sueño de vida sin amor y ciudades ardiendo. La duda de si Dios nos creó o nosotros lo creamos a él para que nos creara (en cercanía con la pregunta de para qué la vida) Hemos estado aquí desde el principio de los tiempos, le rogamos a Dios “despierta y haz estos planes”. La muerte, la destrucción, parecen ser inherentes al hombre: desde su nacimiento hay una violencia implícita: La herida se abre y revela a este hombre roto. Y de pronto hay nociones de sangre en sus manos. La humanidad es una herida abierta, heredada; lo es la vida también.

12.-The crying tree of Mercury
Similar a la canción anterior, habla de la vida, de la herencia: de la continuación de la vida. Todo lo que hice lo hice por ti. ¿Es egoísta si todo lo que quería eras tú? Explora otros tipos de amor: el amor a la vida, a la vida que se comparte, que se da, que se insufla. Otra vez, el amor que se descompone y de pronto es más un castigo que un regalo.
13.-With every light
La canción (quizás) más esperanzadora del álbum. Apuesta al poder del amor (carnal, filial, propio) como arma de salvación del individuo y, por ende, del mundo (así de grande: el mundo). Mira, mamá, el sol brilla, y brilla para mí. Y cada luz que he encontrado es una luz que me ilumina: nunca estoy solo. Y apuesta, sobre todo, al amor colectivo, al amor que debería crearse (y/o creerse) entre todos. Inocente, ingenua, pero quizás necesaria como mensaje.

14.-Blue skies bring tears
Penúltimo track que marca, además, una vuelta a la tónica nihilista (¿o es realista?) del disco. El amor no basta para salvarnos, porque nadie parece practicarlo. Desata el Armagedón, para que todos los niños se vayan al cielo. Y yo me quede quieto, con su imagen todavía en los ojos. Desearle la muerte a los niños (a la inocencia) para que se vayan a un lugar mejor (¿?) ¿ es un acto de amor incomprendido, o la desesperanza es la que habla? Los cielos azules causan las lágrimas: dan ganas de llorar, no se sabe si por su belleza o por algo más.

15.-Age of innocence
La canción con la que cierra el álbum, y que marca da pie a la circularidad del mismo. Hace referencia otra vez a la mirada sobre nosotros, o dentro de nosotros. ¿Quién es esa mirada, nosotros mismo, Dios, el prójimo?
Desolación: sí; duda: no. Es el discurso del hombre que se enfrenta a su destino, que sabe lo que le espera, pero que no lo teme, antes bien prefiere la certeza, aunque desoladora, a la esperanza incierta, improbable. Antes de los ritos de la primavera (el inicio, el nuevo ciclo, el resurgimiento) todas las cosas cobran sentido, es una pequeña probada de lo que puede ser; un mero vistazo de lo que se ha ido, y por el momento estamos libres. Ese ojo sobre nosotros, empero (la mirada eterna, título de la primera canción) es la tónica del disco. Esa mirada, quizás, es el amor.

La circularidad, la idea del ciclo, es una constante en el álbum. Todo nace y luego muere, y el amor es, acaso, el único vínculo entre todas las etapas de la vida, entre todos los seres de la vida. El inicio es el final, siempre. Incluso el booklet (en la portada la muerte, y al final, en la contraportada, el vacío, la nada) narra una historia paralela, similar. El alma como prueba viviente de ello, plantea la primera imagen del booklet, donde un niño (¿un ángel?) parece flotar dentro de un crisol. Similar a lo que planteaba el Marqués de Sade, que todos somos carne y volvemos siempre al crisol del que venimos para reincorporarnos al ciclo. Acaso somos sólo eso, carne, máquinas de Dios, como plantea el título del disco, y sólo el amor —en todas sus formas, en todos sus tiempos— nos da el carácter de humanos, y trasciende.
 
 
