La pregunta no sobra ¿existe el stand-up mexicano? El stand-up es un género muy específico que parece estar buscándose un lugar en nuestro país, aunque los principios están un poco desdibujados. Como grandes seguidores del género, decidimos seguir la temporada completa del Stan Up Mostaza de Comedy Central para ver la oferta, reírnos un rato y, quizá, empezar a repensar el humor en México.
Por Tania Silva Garay
@MariAlgarabia
El pasado 10 de junio asistí a una de las funciones de Stand-up Comedy en el Four Points en Álvaro Obregón. Debo confesar que no tenía previas referencias de los comediantes que se presentaron, por lo que fui con la idea de reirme mucho sin necesidad de ayudar a la risa con bebidas recreativas. Lo de las bebidas no lo logré: bebí. Llegué un poco tarde porque llovía cabrón, pero por fortuna el show inició poco después de las 10:00 pm. No estaba lleno el lugar y pedí una Tecate Titanium porque estaban en oferta. Cuando murió mi celular salió a escena Mónica Escobedo. Pensé que ella era la comediante de la cartelera, pero no, solo fue la presentadora.
De inmediato Mónica me arrancó un par de carcajadas cuando mencionó varios chistes sobre las mujeres treintañeras, independientes y “chingonas”, pero como ella lo mencionó, solas. Me identifiqué, no por el hecho de que casi estaba narrando mi vida −amigos y familiares culeros preguntando “¿y pa cuando te casas?”− sino porque entendí que a manera de chiste se pone en evidencia que en esta sociedad aún está mal visto que las mujeres sin hijos y solteras que sobrepasan los 30 años ejerzamos con libertad nuestra sexualidad, no pensemos solo en casarnos o seamos económicamente independientes. No sé si por ahí va la lectura que hay que hacerle a este tipo de shows, pero así lo interpreté. Mónica también abordó el tema de la ambigüedad de las relaciones sentimentales en la actualidad: el típico “¿qué somos” que evitamos por dignidad (pero que siempre termina por salir a la luz), las nuevas formas de conocer personas para ligar o coger (no lo sé porque no tengo Tinder) y vagamente, el tema sobre cómo evidenciar al acosador sexual en el transporte público.
Mónica terminó y presentó a Myr Ramírez. Inició su rutina mencionando que ahora tiene un novio con chichis y tuve una regresión porque yo alguna vez salí con un tipo que tenía chichis de pico. Continuó con una serie de chistes dentro de la temática de los estereotipos de “la novia” y haciendo énfasis en lo dramáticas que llegamos a ser las mujeres por cualquier motivo −la drama queen, que le llaman. Myr me pareció muy intensa y pienso que su personaje caía en la exageración, sobre todo al final de la presentación, sin embargo abordó temas diferentes a “la mujer chingona”: el godineo y el racismo. Los chistes de oficinistas son pan de todos los días en la gran capital, pero particularmente me llamó la atención el tema del racismo. Como bien me lo dijo la Internet, en sus inicios, el stand-up comedy trataba temas sociales y étnicos, temas incómodos. Los chistes racistas personalmente me incomodan pero el resto del público reía. La pregunta es: ¿por qué dan tanta risa los chistes racistas? Pienso que tiene relación con un tema de superioridad: la belleza occidental, es decir, los rasgos blancos como sinónimo de belleza mientras que los rasgos indígenas se equiparan a la fealdad. Supongo que hay muchas otras explicaciones y argumentos y por eso dejo la pregunta al aire.
El encargado de cerrar la función de la noche fue Roberto Flores. Francamente su humor lo entendía por momentos. Algunos de los temas que tocó fueron los treintas, la dificultad de vivir en el mundo hipster, la opinión pública en Twitter, las nuevas técnicas (sin nalgadas) de crianza de los niños, entre otros. Tengo muchos amigos que son fans de Roberto, pero quiero pensar que no es él el del “problema”, sino yo, pues francamente no es mi tipo de humor. Tal vez le daré otra oportunidad en Youtube en uno de esos descansos de Godín.
En general la pasé bien, y aunque en México esta manifestación de comedia es muy joven, llegué a la siguiente conclusión: el stand-up comedy es catártico tanto para el que lo hace como para el público. Y aunque se dice que todos pueden hacer stand-up, pienso que a algunos se les da más que a otros; cuestión de carisma, supongo, y tal vez necesito ver más para poder entender mejor de qué va el ejercicio.
Continuará… espero.
No se pierdan la sesión de este viernes
