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#VamosAlStandUp. Grecia Castillo, Fran Heiva, Manunna, Ese Wey: el calor del humor

La pregunta no sobra ¿existe el stand up mexicano? El stand up es un género muy específico que parece estar buscándose un lugar en nuestro país, aunque los principios están un poco desdibujados. Como grandes seguidores del género, decidimos seguir la temporada completa del Stand Up Mostaza de Comedy Central para ver la oferta, reírnos […]

La pregunta no sobra ¿existe el stand up mexicano? El stand up es un género muy específico que parece estar buscándose un lugar en nuestro país, aunque los principios están un poco desdibujados. Como grandes seguidores del género, decidimos seguir la temporada completa del Stand Up Mostaza de Comedy Central para ver la oferta, reírnos un rato y, quizá, empezar a repensar el humor en México.
Por Óscar Muciño
@opmucino
Viñetas de Julián Cicero
@pizzafrianofm
Además de estar asociada a la melancolía, la risa y las enfermedades del espíritu, la bilis negra contaba entre sus cualidades la de cambiar con facilidad de temperatura, pasar del calor al frío.
La risa del melancólico proviene de la razón y surge por el hallazgo de un desatino humano, de la incongruencia entre sus ideales y sus acciones. La risa de la bilis negra puede ser una risa insana, patológica pero también producto de un juicio personal, de una razón que observa fríamente un objeto, pensando en la variable temperatura de la bilis, y encuentra su lado ridículo o risible.
La frialdad significa un alejamiento de la situación, no involucrarse en los acontecimientos para verlos sin importancia, como situaciones fútiles de las que uno puede reírse o bromear con ellas. Un distanciamiento mental que permite ahondar en el lado cómico.
El involucramiento cálido al contrario no tiene como fin el reír sino el compenetrarse con la situación, haciéndola entrañable o moviéndonos a sentimientos más de comprensión que de burla. Esto no descarta que la burla pueda desembocar en la comprensión y la reflexión.
Esta capacidad de movimiento en la temperatura también se observa en la relación que se ejerce entre el comediante y el público. La tensión humorística, al igual que la poética, se puede alterar rápidamente pasando de la transferencia a la indiferencia.
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Y esto no depende de la calidad del acto, sino del público, cada semana los comediantes se enfrentan a una audiencia distinta y este es uno de los retos que debe enfrentar. Saber medir la temperatura de los espectadores para lograr un ambiente donde el calor del humor hornee una respuesta adecuada de la gente. Por ejemplo, durante estas semanas he visto un en tres ocasiones el acto de Mónica Escobedo, el cual ha resultado siempre diferente, en ocasiones con mucho mejor respuesta que otras, aunque se hayan presentado los mismos gags. Y cuando el público ríe más, ella se nota más suelta y se atreve a otros remates.
La noche inició con el llamado open-mic que fue llevado a cabo por Grecia Castillo, chica de Hermosillo, Sonora, quien hace chistes sobre su padre, quien pretendía hacerla “hombrecito” y que creía que las chichis son los huevos de las mujeres. Ella también incluye burlas a los infomerciales y al retrato de las clases sociales que se muestra en las novelas de Televisa. Su rutina arranca algunas risas, pero se nota su nerviosismo, una rutina con buenos gags sólo cuaja cuando la enunciación es firme y en apariencia relajada y espontánea, pero sin duda es una cierto de la temporada otorgar un espacio para que nuevos comediantes vayan calando su rutina y que vayan domando el miedo escénico.
grecia
El siguiente acto de la noche fue el de Fran Heiva quien comienza hablando sobre las drogas, pero en lugar de hablar de esos momentos en los que se llega borracho al hogar, él lo transforma en llegar a casa colmado de LSD para recibir el regaño de mamá.
Una de las características más visibles del humor de Fran es su capacidad de imitar voces y de con unos cuantos gestos crear personajes risibles, con sólo fruncir la cara realiza una imitación de mamá. Su acto incluye una reflexión sobre las vacaciones y cómo cuando uno se queda en ella “para disfrutar la ciudad vacía”, hay muchas formas que te recuerdan que todos han salido mientras tú te has quedado en ella. Después nos habla del sexting y lo peligroso que es recibir un mensaje cachondo cuando uno está haciendo fila en el banco. Su acto concluye con la muestra del tráiler de la película “Las traes”, en donde las imágenes se van sucediendo con cambios de voces que nos pusieron a reír y a imaginar lo bueno que sería el filme. Fran durante toda su rutina va matizando con su habilidad vocal e histriónica, una gran rutina que explota también el absurdo y las imágenes grotescas.
fran
A él siguió Manunna, quien fue la anfitriona de la noche. Un chico que estudió actuación pero que pronto descubrió que lo que mayoritariamente hacía era stand up, lo cual no la ha retirado de su carrera actoral. Comienza hablando de su paso por los gimnasios y rememorando que palabras como axila esfínter e ingle son la palabras feas pero que le hacen agua la boca. De su vena histriónica conserva la costumbre de sentirse en un plató de televisión, así que va mirando a las distintas posibles cámaras. Su formación televisiva la ha hecho vivir en el melodrama, pues confiesa que constantemente reacciona como en capítulo de telenovela ante cualquier situación de su vida (inclusive como telenovela colombiana, para dar mayor drama, nos dice). Conforme avanza su acto se va asumiendo o va hablándonos desde un punto de vista femenino (por ello mi titubeo al referirme a él/ella), y hace chistes sobre que ella siempre preferirá una cesárea para cuando deba parir. Si bien Manunna es abiertamente gay, me pareció un gran acierto este traslado a una voz femenina, pues desde ahí puede denunciar cuestiones de género con un tono que le he escuchado a otras chicas. Aunque termina con chistes sobre estereotipos sobre las lesbianas.
manunna
El último comediante de la noche fue Alex Marin, quien prefiere que se le llame Ese Wey. Nos confiesa que es de Cuatitlán Izcalli y después nos haba del tráfico que se vive en el Estado de México, además nos cuenta de su trabajo como locutor y las distintas voces para comerciales que ha realizado. En su acto incluye chistes sobre el CERN (Consejo europeo para la investigación nuclear) y su preocupación que haya mexicanos trabajando en él, sobre el cáncer que representa la humanidad para el planeta, reflexiona sobre cómo serían las cosas si el narcotráfico estuviera a cargo (o si por lo menos esto ya fuera oficial). De estos chistes se lanza a hablar de las tías y su capacidad infinita de dar comida, al igual que las mamás de sus amigos.
Funcionan más los segundos chistes que los primeros sobre física; es curioso que Ese Wey se enoje un poco por la poca respuesta a esos chistes de “contenido” más “pensante”, y es curioso porque su enojo denota cierto aire de superioridad moral, como si nos viera menos por no responder a los chiste que él considera intelectuales. Debo confesar que ese mismo aire es el que percibo dentro de su trabajo con el equipo de los Súpercívicos.
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Cabe mencionar que a lo largo de todos los actos de la noche se menciona a Televisa en varias ocasiones. Es la primera vez que la televisora tiene un lugar en los distintos discursos. También está presente la mención materna en los tres chicos y en Grecia la mención a su padre.
El termómetro del público subió y bajó a lo largo de la noche. Grecia buena respuesta que pudo ser mucho mejor, pero que seguro con el tiempo la obtendrá. Un cálido recibimiento a Fran Heiva que duró de principio a fin y un ascenso en la transferencia con Manunna, quien dejó a la gente carcajeando tras un inicio algo frío. En cuanto a Ese Wey, tiene grandes momentos en su rutina pero en muchos momentos se aleja demasiado del público, dejando la sensación de un clima templado que no termina de calentarnos ni enfriarnos. Pero estas son sólo mis percepciones desde el calor del humor.
Mañana viernes no se pierdan a Jo Martínez y Nicho
StandUp2

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