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Antoine de Saint-Exupery: volando hacia la desaparición

Antoine de Saint-Exupery

Antoine de Saint Exupery – reconocido principalmente por haber escrito El Principito – fue un escritor, periodista y aviador francés que pasó su vida satisfaciendo su sed de aventura sin importar la circunstancia. Ahora bien, aunque su labor como escritor fue más valorada que su vida como aviador, lo cierto es que Saint-Exupery nunca mitigó su pasión por el vuelo

A los 44 años, sin embargo, el escritor francés desaparecería misteriosamente mientras hacía un vuelo de reconocimiento durante la Segunda Guerra Mundial. Dado su historial de accidentes aéreos, algunos aseguran que su desaparición fue producto de un choque, pero lo más probable es que el avión que manejó Saint-Exupery aquel día haya sido derribado por un enemigo alemán.

Infancia y fascinación por la aviación

Antoine de Saint Exupery nació en Lyon en 1900 y fue parte de una familia aristócrata bastante adinerada. Sin embargo, aunque el francés pasó su infancia caminando entre castillos, su mirada siempre estuvo dirigida hacia el cielo. A pesar de que la muerte de su padre y de su hermano llegó a marcar su infancia, estas nunca le provocaron un miedo a la muerte en su adultez. Más bien, al parecer, estos acontecimientos provocaron justo lo contrario. 

Ya en la adolescencia, Saint-Exupery decidió aplicar a la escuela naval pero reprobó varias veces el examen. A pesar de esos fracasos, sin embargo, Saint-Exupery llevó a cabo el servicio militar y logró formar parte del 2do regimiento de aviación de Estrasburgo. Ahí comenzó sus lecciones de vuelo poco a poco hasta conseguir su licencia de aviador civil en 1921

Más adelante, Saint-Exupery sería contratado como piloto de correo y empezaría su labor como periodista. Ya durante su estancia en Argentina conoció a Consuelo Suncín, con quien se casó en 1931. Por otro lado, su labor periodística lo condujo hasta España en 1936 para cubrir la Guerra Civil y a enrolarse al ejército en 1940 para pelear contra los nazis en la Segunda Guerra Mundial.

Accidentes de vuelo

La pulsión por el vuelo palpitaba tan fuertemente en el pecho de Saint-Exupery que ni sus múltiples accidentes lograron cerrarle las alas o apagar el motor de su avión. En 1923, por ejemplo, tendría su primer accidente aéreo: ese primer fracaso en el cielo le fracturó el cráneo y provocó que se retirara del ejército. Sin embargo, no pasó mucho tiempo para que el francés retomara el vuelo

En 1926, así pues, Saint-Exupery fue contratado como piloto del correo aéreo francés y pasó bastantes años sin accidentarse. Por otro lado, su regreso a los aires coincidió con la publicación de su primer cuento (El aviador) el cual estuvo inspirado en lo que experimentó en aquel primer accidente. En 1935, sin embargo, Saint-Exupery volvería a accidentarse al tratar de romper el récord de tiempo de vuelo desde París hasta Saigón. En el trayecto, el francés se estrelló contra una meseta y deambuló junto a su copiloto por el desierto del Sahara durante tres días.

Desafortunadamente – tan solo tres años despuésSaint-Exupery sufriría su tercer accidente aéreo por un error de cálculo. Antes de emprender un vuelo hacia Argentina, el francés midió la gasolina del avión en litros, pero sus compañeros latinoamericanos llenaron el tanque en galones. Ese malentendido provocó que el avión estuviera cuatro veces más pesado de lo recomendado. El peso desmedido, así pues, hizo que el avión fallara apenas empezado el vuelo y provocó la caída de Saint-Exupery en Guatemala

Ahora bien, el último accidente aéreo de Saint-Exupery sucedió durante la Segunda Guerra Mundial. En ese momento, el francés estaba realizando su segunda misión de reconocimiento cuando unas fallas en el motor provocaron su descenso. Afortunadamente, aunque el avión terminó completamente destrozado, tanto el cuerpo como el espíritu aéreo del francés permanecieron intactos hasta el momento de su desaparición.

Labor como escritor

Antoine de Saint Exupery fue de esos artistas que se inspiraron en su vida para la elaboración de sus obras. Es decir, cada uno de sus escritos pueden ser vinculados sin problema a alguna aventura o algún acontecimiento trágico en la vida del aviador. Su novela Tierra de hombres (1939), por ejemplo, la escribió después del accidente que lo dejó varado en el desierto durante tres días. Piloto de guerra (1942), por otro lado, fue producto de lo que experimentó cuando su avión fue derribado por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Es más, hasta su primera novela (Correo del sur) estuvo inspirada en su labor como piloto de correo aéreo.

Como se puede notar, la escritura de Saint-Exupery siempre fue una oda al cielo y al vuelo. Sin esas experiencias, el escritor francés nunca hubiera sido empujado lo suficiente como para sentarse a escribir sus experiencias.  Es decir, para que su labor como escritor germinara en la tierra, Saint-Exupery primero necesitó buscar inspiración en el cielo. En cada uno de sus aterrizajes, el francés regresaba con ideas vislumbradas a kilómetros sobre el suelo y listas para plasmarlas sobre la página. 

En el caso de El principito, sin embargo, se afirma que la obra está inspirada en su relación con Consuelo Suncín. Ahora bien, lo curioso es que las circunstancias en las cuáles se redactó y editó El Principito fueron menos que idóneas. El mismo Antoine de Saint-Exupery solía cargarlo en sus viajes de reconocimiento y solía prestarlo a sus compañeros de guerra para recibir comentarios y opiniones. Este fue el caso durante varios años, hasta que – por mera casualidad – el francés decidió obsequiarle el manuscrito a su amante Sylvia Hamilton antes de partir a la Segunda Guerra Mundial

Desafortunadamente, Saint-Exupery desaparecería un año después y nunca sería testigo del éxito de su libro. Para sorpresa del escritor desaparecido, El principito se convirtió en el libro francés más leído y más traducido en la historia.

Desaparición durante la 2da Guerra Mundial

Pese a que Saint-Exupery obtuvo fama después de la muerte, la clave de su vida y su obra reside en su inexplicable desaparición durante su participación en la Segunda Guerra Mundial. Esa involucración inició en 1940, cuando Saint-Exupery decidió enrolarse en el ejército para batallar contra los nazis. Ahí se incorporó como capitán de la fuerza aérea francesa y fue derribado por el enemigo sobre la ciudad de Arras poco tiempo después. Afortunadamente, tanto él como su tripulación salieron ilesos del accidente, pero el escritor decidió alejarse del cielo por un tiempo. 

Cuando Francia se rinde ante los nazis a finales de 1940, Saint-Exupery decide exiliarse en Nueva York. Ahí llevó a cabo varias manifestaciones para incentivar la involucración estadounidense en la guerra, pero ninguna surtió efecto como lo hizo Pearl Harbor. No fue hasta 1944 que Saint-Exupery decidió reincorporarse de nuevo al ejército. En esta segunda participación, el francés – en lugar de batallar – llevó a cabo misiones de reconocimiento. Sin embargo, una de ellas – como ya se ha mencionado antes – le haría desaparecer misteriosamente de la faz de la Tierra. 

Aunque se siga desconociendo la verdadera razón de su desaparición, sus obras – sobre todo El principito ​​– sobreviven las pruebas del tiempo. Al final de todo, Antoine de Saint-Exupery fue un aviador que demostró que para escribir literatura no solo se necesita haber visto mucho, sino – además – haber vivido mucho.


Tomás Lujambio / @tlujambiot

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