mié 13, 03 2019 – Por: helagone
“A Loose-Fish is fair game for anybody who can soonest catch it.” Herman Melville, Moby Dick
Si la música se parece al mar, y lo habitamos todos, hay especies raras, que se ven poco y extraña vez son capturadas. Aquí surcamos las olas para hacerlos más evidentes.
Michael Hurley
por Anabel Aguirre
@_anabelaguirre
Todo empieza con un aventón. Muchas buenas historias empiezan justo así. Frederic Ramsey Jr., un importante historiador, académico, escritor y folklorista especializado en blues y jazz, una vez le dio un aventón a Michael Hurley. Y le preguntó por qué viajaba con una guitarra. Ramsey lo invitó a escuchar discos de blues en su casa. Eventualmente le propuso grabar un demo y llevarlo en la disquera Folkways para ver si lo publicaban.
Así nació First Songs en 1964. Pasarían varios años para que Hurley sacara otro disco. Aparentemente la ‘comunidad folkie’ no lo aceptaba y él tenía otras muchas cosas cotidianas qué resolver. Trabajaba como conserje en el Paris Cinema de Boston y cuenta que ensayaba en el escenario usando su escoba como micrófono cuando no había nadie.
Durante varios años, su amigo Jesse Collin Young lo visitó periódicamente para grabar canciones. Finalmente en 1971 tenían el material suficiente para sacar Armchair Boogie. Este disco lo reeditó en acetato Mississippi Records en 2008 y de nuevo en 2015. Las personas de esta disquera son seres rarxs e increíbles que hacen compilaciones, reediciones de material muy interesante y tienen la más auténtica disposición para compartir música con quienes lxs visitan.
A partir de 1971, Michael Hurley sacó discos regularmente: tiene más de 25. Él mismo hace el arte. Crea un mundo gráfico muy particular a la par del vasto y expresivo mundo musical que ha confeccionado desde hace varias décadas. Su música siempre se ha sentido muy cruda, sincera y va desde lo juguetón hasta lo más melancólico. Captura imágenes y momentos, cuenta historias, grita y susurra.
Algo de lo que captura en muchas canciones es el tema del vagabundeo. Y es que vaya que vagabundeó él. No sólo viajó de aventón, también manejó desde New Jersey hasta México y de vuelta en un viejo auto que sólo corría 60 km/h. Hizo muchas locuras, siempre ha sido un excéntrico, pero uno muy tierno. Digo tierno porque manda una newsletter a sus fans con regularidad y a sus setenta y muchos años sigue tocando en vivo y viajando para presentarse. El año pasado dio conciertos en Australia. Dice que no puede evitar seguir componiendo y tocando, que es una compulsión y no hay forma de parar.