TODO MENOS MIEDO

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#25N: Queridas amigas

Ilustración de Short Stories

En 1981, durante el Primer Encuentro Feminista de América Latina y El Caribe, se instauró el 25 de noviembre como el Día internacional de la eliminación de la violencia contra las mujeres. La fecha fue un homenaje a las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, asesinadas por el dictador Rafael Léonidas Trujillo en República Dominicana. Más tarde, la ONU instauraría el #25N como el banderazo de salida para los 16 días de activismo por los derechos humanos. Desde ese entonces, la fecha se ha convertido en un momento para pensarnos juntas.

Este año, tan distinto y tan igual, en que las violencias siguen sacudiendo nuestras vidas, decidimos hacer un ejercicio colectivo por y para nosotras. Algo que nos permitiera ver el camino que nos falta, pero celebrar el que hemos recorrido para tener una vida digna. Por ello, este #25N decidí escribirle una carta a mis queridas amigas, y las invit a hacer lo mismo. Estas son las grabaciones de esas cartas y las canciones que quisimos dedicarnos para seguir juntas en la lucha por una vida con todo menos miedo.

Queridas amigas

Me ha costado ver claramente a quién le hablo aquí, en quiénes pienso al decir amigas. Hay quienes tienen un rostro familiar, quienes tienen nombre y apellido, quienes llevo en la memoria, quienes han sido en algún momento una mano, un hombro, un intercambio de miradas, o simplemente un miedo compartido. Es duro pensar que en gran medida lo que nos ha unido es el miedo. Poco a poco nos hemos encontrado en nuestro deseo de seguir vivas, de defender nuestro lugar en el mundo.

En esa búsqueda nos hemos repensado. Nos han obligado a estar alerta todo el tiempo, a cuestionarnos, a replantear cada espacio, a resignificar el mundo, a nombrar en otra lengua. Hablo en plural, no por hablar por todas, sino porque se me hace imposible pensarme a solas. Compartir el miedo con ustedes es, quizá, la cosa más difícil que he tenido que hacer. Reconocer mis dolores, las múltiples violencias nos atraviesan sólo por desear ser, acumular en la memoria a quienes nos van arrebatando, juntar cifras, dignificar la rabia, pelear y construir por la vida y la esperanza.

Unirnos en el miedo nos ha hecho vulnerables, pero también nos ha dado la ternura. Nos ha enseñado a procurarnos y a preocuparnos. La amenaza nos ha llevado al cuidado. La indignación y el dolor nos ha llevado a hacernos presentes y a ir encontrando nuestras voces. Compartir el miedo ha dinamitado nuestras soledades. Y aunque pareciera que nada cambia, todo es diferente. La realidad es avasalladora: conocemos las cifras, pero también lo que no dicen esos números: lo mucho más que somos y lo mucho más que hemos perdido.

Pienso en esa frase de “Nos quitaron tanto que nos quitaron el miedo” y no sé si la creo. Hemos crecido en un mundo hostil y hemos hecho del miedo el motor de defensa de nuestra vida. Hemos hallado la vida en lo que compartimos.

Por eso para mí no hay nada más cierto que “Me cuidan mis amigas”. Porque cuidamos lo que nos ocupa. El cuidado permite la vida. Hay una etimología poética que dice que viene del prefijo a (sin) y ego (yo). Una amiga, entonces sería con quien me identifico sin ser yo, como si necesitáramos vernos en alguien para ser. Hay otra etimología que dice que “amiga” viene de la palabra latina amicus, formada por anima (alma) y cus (custodio).

Tal vez, queridas amigas, lo que quiero decirles aquí, este 25 de noviembre, es que en ustedes y con ustedes he encontrado mi yo sin mi yo. Y ese espacio compartimos, ese lugar que no es suyo ni mío, pudo nacer del miedo, pero ahora es mucho más. El miedo está ahí, no nos dejan olvidarlo. Quizá el mundo no ha cambiado, pero nosotras sí: eso hemos logrado. Llegará un día en que no será el miedo lo que nos una, sino ese lugar nuestro, que aún está naciendo, pero que ya resguarda nuestra alma.

Un abrazo.

G.


Gabriela Astorga – @Gastorgap


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