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Sin rastro: el extraño caso de Q Lazzarus

Hace apenas un mes, el internet se encargó de difundir una noticia que consternó a algunos: Q Lazzarus había fallecido a los 62 años de vida. Y si digo que la noticia solo consterna a algunos es porque la mayoría –y me incluyo entre ellos- no teníamos ni idea de quién era ella o que había hecho como para ocupar una nota en los noticieros. Y peor aún, quienes sabían de quién se trataba suponían que había fallecido desde tiempo atrás. Lo que hay detrás del desconocimiento de la muerte de la artista es extensivo a su vida, y es sumamente extraño. 

Persona aparentemente normal

La artista afroamericana, cuyo nombre real es Diane Luckey, nació en Nueva Jersey, Estados Unidos, el 12 de diciembre de 1960. Parte del misterio que significa su nombre es que conocemos muy poco de su vida. Entre los datos conocidos están que se casó a temprana edad, y salió del matrimonio en seguida, pues sufría de violencia doméstica. Más tarde, Q Lazzarus condensaría su experiencia de esa relación en su canción Tears of fear

Una vez separada, trabajó como niñera en la casa de la familia Swan. En esa casa se le incentivó a seguir por el camino del “trabajo funcional” en lugar del artístico. Pero Q Lazzarus decidió conjugar ambos mundos: se convirtió en taxista a la vez que continuó produciendo música independiente con su banda de rock The Resurrection

La cantautora llegó a la conclusión de que, si no contaba con los medios masivos para publicitar su música, lo haría por cuenta propia. Es por eso que Q Lazzarus reproducía los demos de su banda todos los días en el estéreo de su taxi. Ella tenía la esperanza de que entre todos los pasajeros que llevaba cada día, alguno la descubriera musicalmente, y así fue. 

La idea de escuchar únicamente su propia música dentro del taxi tuvo sus frutos. Un día a principios de los ochenta, la artista estadounidense tuvo la suerte de que Jonathan Demme, un director de cine de Hollywood, requiriera de sus servicios. El cineasta quedó maravillado con la voz y el talento de la taxista. Al poco tiempo ambos estarían firmando su primer contrato para que la música de The Resurection se convirtiera en el soundtrack de las películas Twisted (1986), Something wild (1986), Married to the mob (1988), y The silence of the lambs (1991)

Chispazos de fama

En el mundo de la música es frecuente que nos encontremos con casos en los que una banda o un artista consigue un sólo éxito a lo largo de toda su carrera. No importa qué tan talentosos sean o si su discografía es tremendamente amplia o casi nula. Luego de ese gran éxito que parecía ponerlos en la cima del mundo, su trabajo queda entre las sombras. Tal fue el caso de Q Lazzarus

La colaboración musical entre la banda y Jonathan Demme pasó desapercibida en sus primeras dos producciones, pero la historia cambió con The silence of the lambs. El director eligió la canción compuesta por el guitarrista de la banda e interpretada por Q Lazzarus, Goodbye horses, para sonar de fondo en la famosa escena en la que el asesino en serie Buffalo Bill nos revela su retorcida personalidad. 

La película le valió el Oscar como mejor director a Demme y una inesperada fama a Q Lazzarus. La profunda voz que la caracteriza, la melancolía que representaba su estilo ochentero, y lo impactante de la escena bastaron para que su público comenzara a preguntarse quién era ella y de dónde venía la canción. 

Posterior a ese proyecto, el director recurrió a la cantante para hacer un cameo más en su película Philadelphia (1993), interpretando una versión de Talking heads y Heaven. La banda se separó en algún punto entre The silence of the lambs y Philadelphia, y para sorpresa de todas y todos, Q Lazzarus se retiró de la música tan rápido como llegó sin dar explicaciones ni pista de su destino. 

Pistas de una desaparecida

Con el tiempo, tanto Goodbye horses como la cinta que le dio la fama, se convirtieron en piezas de culto, pero su trabajo nunca se consolidó con una disquera, y el conocimiento popular de su obra no se extendía más allá de los soundtracks para las películas de Demme. Por otro lado, como esta aparición fue la única relevante para Q Lazzarus, el público y la prensa no tardó en dejarla en el olvido. Los pocos que trataron de seguirle la pista llegaron a compartir que la artista abandonó el micrófono para regresar al volante como chofer de un autobús en Nueva York. 

A principios de los 2000, algunos curiosos empezaron a indagar acerca del paradero de la cantante, y al no encontrar nada, dieron por hecho que había muerto ya fuese en un accidente o de una sobredosis (como era habitual entre las estrellas de rock). Sin embargo, al poco tiempo, Q Lazzarus salió a declarar a través de Twitter que aún estaba viva y sana, pero a los pocos meses borró su cuenta dejando a todos aún más confundidos. 

La pista de Q Lazzarus se perdió junto con su cuenta por las últimas dos décadas, y las suposiciones de su muerte volvieron a resonar. Como en esta ocasión ya nadie salía a desmentir o afirmar las especulaciones, se dio por hecho que ahora sí ya había fallecido. La sorpresa fue gigante en agosto de este año cuando el tema resurgió del olvido.

Ahora sí se murió

Una nota mortuoria de una página de internet del pueblo natal de Q Lazzarus y un cambio repentino en la fecha de fallecimiento en la página de Wikipedia sobre la autora, provocaron la alarma en los medios. Oficialmente, la cantante murió el pasado 19 de julio, pero, precisamente por el bajo perfil que mantuvo por los últimos veinte años, la noticia empezó a circular hasta agosto

La única declaración al respecto la hizo la cineasta Eva Aridjis, quien fuese su gran amiga y que además dijo estar trabajando en un documental acerca de su vida. Rolling Stone fue el medio ante el que la directora de cine aclaró algunos detalles sobre la vida de la cantante, como sus respectivas fechas de nacimiento y muerte, así como que sus últimos años de vida fueron significativos y felices. 

Mas la respuesta de Eva Aridjis nos deja inconformes a todos quienes nos enteramos del misterio. Podemos especular que las razones por las que Q Lazzarus desapareció del mapa pueden ser tan simples como el hartazgo de la fama, o tan oscuras como una amenaza que pusiera en riesgo su vida. Si fuésemos más allá, también cabría la posibilidad de que, en efecto, la artista haya fallecido tiempo atrás, pero por alguna razón se haya mantenido en secreto hasta ahora. 

Si el primero fuera el caso, no nos queda más que la promesa de un documental que saque a Q Lazzarus del misterio y del olvido de la mano de la única persona aparentemente cercana a ella. Pero si la verdad se decantara por cualquiera de las otras opciones, la búsqueda de las respuestas seguramente abarcaría más espacio que un documental


Jovana Hernández – @plumas.de.ganso