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¿De veras queremos la legalización de la marihuana?

Legalización de la marihuana

Primero que nada, cálmense. Antes de dejarse ir con su retahila de hate y superioridad moral, relájense un chigo, tómense un momento y piensen en nuestros diputados y senadores. Ahora consideren que ellos decidirán cómo y cuándo sucederá la ansiada legalización de la marihuana. ¿Ah, verdad? Y es que no nos engañemos, si bien la actual composición del Congreso y del Senado ofrece apertura a la discusión de una agenda pro derechos, también corresponde a la ciudadanía que no se cuelen intereses extraños en esa agenda o, en su defecto, que la ley quede redactada con ambigüedades que den lugar a malas interpretaciones. Con esto en mente, entremos en materia.

Una nueva iniciativa

El próximo 30 de abril se cumple el plazo dado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación para legislar en torno a la despenalización de la marihuana. Desde 2018, la corte emitió varios dictámenes en que reconocía los derechos de la ciudadanía al uso recreativo y medicinal de la marihuana, por lo que ordenó a diputados y senadores lesgislar en la materia. De esta manera, el pasado 1 de febrero, después de contrastar varias iniciativas y foros con organizaciones de la sociedad civil, se publicó el predictamen que la Comisión de Justicia del Senado empezará a discutir con el objetivo de sacarla antes de que se cumpla el plazo del 30 de abril.

El problema del predictamen mencionado es que incluye algunos puntos que levantan ciertas alertas. De acuerdo con organizaciones de la sociedad civil, como Regulación por la paz, varias de sus propuestas fueron ignoradas durante los foros. Así, el predictamen privilegia intereses comerciales sobre los derechos de los usuarios y de los cultivadores.

Para clavarnos un poco más en la discusión, les dejamos algunos puntos que hay que tener en la mente antes de gritar a los cuatro vientos: ¡legalícenla!

¿Legal lo que se dice legal? No

La iniciativa de ley contempla regular el almacenamiento, cultivo, explotación, distribución, comercialización, consumo, posesión, venta y transporte, entre otras actividades. Sin embargo, el principal problema de la iniciativa es que mantiene un régimen penal, es decir, un régimen punitivo. La iniciativa pone una cantidad de consumo personal, si se supera ese límite, la posesión sería ilegal. Aunque supuestamente con la regulación la marihuana dejaría de ser una sustancia ilegal, la ley mantendría un umbral permitido para los usuarios. Además, contempla un registro de usuarios que opten por el autocultivo, exponiéndolos a la estigmatización.

Burocracia verde

Una de las razones por las que la legalización en nuestro país se plantea como necesaria es favorecer a la población que ya cultiva cannabis, pero sujetos al crimen organizado. Pero la propuesta de ley contempla el testeo y la trazabilidad de la planta. Es decir, dos pruebas que permiten verificar la planta, así como identificar el origen y de todas las etapas de producción y distribución. Si bien esto no se escucha mal para los usuarios, sí descalifica a la mayor parte de los campesinos, pues los aleja de la posibilidad de regularizarse. De acuerdo con Regulación por la paz, los procesos de testeo y trazabilidad son costosos y muy poco accesibles para la mayoría de los campesinos que ya siembra la planta.

Por otro lado, para obtener la licencia que permita el cultivo, será necesario crear una asociación, que deberá registrarse ante el órgano regulador. Esta medida los hace más vulnerables y los deja en la ilegalidad.

Con ustedes… el diablo

Un detalle que elevó todas las alarmas posibles fue que las propuestas de ley iniciales eliminaban el término terapéutico y lo sustituían por farmacéutico. Con esto, la legalización de la marihuana le da entrada nada más y nada menos que al diablo, aka las farmceúticas. En el predictamen que se discute actualmente, se trató de enmendar la plana, pero no del todo. El artículo 12 habla del uso “Médico o farmacéutico, terapéutico o paliativo”, es decir, habla de uso terapéutico únicamente para personas enfermas terminales. El resto de los usos médicos los sigue equiparando con lo farmacéutico.

Entonces… ¿sí o no?

Así es, muchachos y muchachas, estos tres detalles bastan para que nos pensemos dos veces la legalización de la marihuana como se está planteando actualmente. El enfoque punitivo y discriminatorio no sólo no desaparece, sino que se normaliza. Será muy importante estar al pendiente de qué y cómo votan nuestros representantes, no vaya a ser que el ansiado derecho nos salga como tiro por la culata. Pueden revisar el predictamen compelto por acá. Léanlo, ni está tan largo. ¿O no que muy activistas?


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