La democracia nunca llegó. Chile sigue en resistencia
Hay fechas de la historia reciente que siempre recordaremos con tristeza, pero tenemos otras, que siempre volverán a nosotros con mucha alegría. Como es el 18 de octubre de 2019, el día que contarán los libros de historia cómo un grupo de jóvenes chilenos, los más marginados, los olvidados, cambiaron para siempre el curso y el trágico futuro que esperaba este trozo de tierra al final del mundo.
El chileno, que pasó de ser sumiso, complaciente y conformista, ya no va, ya no existe, y no porque hayan subido 30 pesos el metro, no señores. Chile despertó, como lo dice nuestro nuevo cántico.
Chile dice: NO MÁS
Nos cansamos. Nos aburrimos de ser reprimidos y ese cansancio se ha transformado en rabia, y eso se ha hecho evidente: carabineros apedreados, quemados, carros destruidos. ¿Y? ¿Quién nos devuelve a nuestros muertos (52)? ¿Quién le devuelve los ojos a todos los que perdieron la visión (160) por culpa de la represión en democracia?.
La respuesta es nadie, pero ¿qué esperaban? ¿Una tonelada de rosas? ¿Un réquiem cantándole a la paz? No, la violencia que nos han dado ya por 19 días lo único que ha conseguido es venganza y odio. Todos estos no tan grandes como el amor que tenemos por los nuestros, porque ya fue suficiente, porque ni el propio presidente ha sido capaz de asumir lo que nos ha hecho, menos el director del Instituto de Derechos Humanos, que ha dicho: “en chile no se han violado los DD.HH sistemáticamente“.
Mentira, nos siguen matando, nos siguen violando, nos siguen disparando en completa impunidad.
Hoy salimos a marchar
La democracia nunca llegó, siempre lo supimos, quisieron ocultar sus verdaderos intereses, pero no, los lobos vestidos de ovejas adoctrinando al pueblo a endeudarse para vivir, para pagarse el tratamiento de fibrosis quística a causa de trabajar en una fábrica que nunca tuvo las condiciones óptimas para sus trabajadores, de pagar el triple por estudiar una carrera con aval del estado, de vivir para llenarle los bolsillos a los más ricos, que han dañado irreparablemente a las clases más vulnerables de este país, han sido desenmascarados. Y a pesar de todas las movilizaciones, ni se han inmutado, también la iglesia católica, cómplice de la dictadura, que en todo momento salía a opinar sobre cualquier tema contingente, están más callados que nunca, los pro-vida eran también pro-bala, otra tropa de violadores con inmunidad.
Hoy salimos a marchar porque no nos han escuchado. Un cambio de gabinete en medio de esta revolución es intentar apagar una bomba nuclear con un extintor. Las soluciones a las reformas y los proyectos de ley planteados nos dejan en el mismo lugar que estuvimos antes, al final no importa cuándo termine, sino como termine todo esto. Y como lo dijo el gran Carlos Dittborn: “porque no tenemos nada, queremos hacerlo todo”. Y sí, todo desde cero, si es necesario quemar el país entero, de seguro va a valer más la alegría que la pena.
Ni el mejor de los economistas, ni el mejor de los antropólogos o historiadores hubiesen podido pronosticar tal revolución. Todos los chilenos en una sola lucha, unidos como nunca lo imaginamos. Desde el desierto más seco del mundo hasta los bosques patagónicos. Ante los ojos del mundo, Chile dice: NO MÁS.
Texto y fotos de José Miguel Araya – @josemiguelaraya
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